PRECAUCIÓN, RESPETO, SOLIDARIDAD Y EDUCACIÓN VIAL.

 PRECAUCIÓN.
Este principio va muy unido al concepto de convivencia, pues hay que considerar que hay que ser pacientes con los demás y admitir que, igual que nosotros, cualquiera puede cometer errores en la conducción  y equivocarse. Los errores humanos no sólo se producen con frecuencia, sino que también debemos estar preparados y atentos por si ocurren. Son explicables y disculpables, es sólo, que tenemos que procurar que no nos afecten.
Y ante la precaución que guardamos frente a las actuaciones de los demás, debemos tener previamente una actitud de RESPETO hacia el otro.
RESPETO.
Paralelo a la buena educación, que no deberíamos perder cuando conducimos con los demás usuarios, aunque éstos tomen decisiones erróneas. Mantener en todo momento una actitud segura, tranquila y de buen humor no sólo nos ayuda a conducir mejor, también es beneficioso para nuestra salud, que para mantenerse, precisa no caer en situaciones de agobio, stress, rabia o enfado.
SOLIDARIDAD. 
La solidaridad contiene además un plus de bondad, el deseo de ayudar a los demás, que tan difícil nos resulta muchas veces en la sociedad en que vivimos.
Por la solidaridad, algunos conductores prefieren detenerse y esperar lo que haga falta para que cruce dificultosamente un paso de cebra algún anciano o un disminuido. Por la solidaridad, renunciamos a ocupar determinados aparcamientos reservados y preferimos seguir dando vueltas antes de dejar nuestro vehículo en doble fila. Por la solidaridad, no aparcamos en la vía para dejar despejado el tránsito a los peatones. Por la solidaridad, en fin, un conductor deja de ser la prolongación agresiva de su vehículo, por la solidaridad, un conductor se comporta como un ser humano.